Vivir cuatro meses viendo a las mismas personas día tras día te hace notar varias cosas. Compartir un solo baño con veinte personas, te hace notar aún más cosas.
Son cosas simples.
Si vas a lavarte los dientes, y justo alguien más se está lavando los dientes al mismo tiempo (hay tres lavatorios), se crea un momento incómodo, en donde uno no quiere terminar antes que la otra persona. Es como si terminar de lavarse los dientes primero significara que no se los está lavando bien. Peor aún, es cuando comienzas a lavarte los dientes después de que la otra persona ya ha comenzado, y aún así sientes que simplemente se demoran demasiado y que tú ya terminaste. Pero, si terminas antes, es medio raro, ¿no?
Lo más gracioso, es que seguro muchos piensan lo mismo, y cuando ocurre la situación en donde dos personas comienzan al mismo tiempo, ninguno quiere terminar antes, y entonces, las dos personas terminan extendiendo el tiempo de su lavada de dientes, hasta que finalmente, y de manera inevitable, uno cede y termina. Justo después de ese instante, el otro decide también terminar.
Por otro lado, si quieres usar la ducha, y están ocupadas, y la persona simplemente se está demorando demasiado, uno piensa, ¿qué tanto se demora? En este caso, no es normal demorarse tanto en bañarse. Es más, seguramente, mientras más rápido te bañes, más "normal" sea. Gracioso como la higiene le da tanta importancia a los dientes y tan poca a lo demás, ¿no? A mí me parece interesantísimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario