sábado, 30 de junio de 2012

El sujeto depresivo de la calle.

Esta historia se a monta altas horas de la noche, o madrugada, como quieras llamarlo, a un par de cuadras de un local/discoteca del que habíamos salido. El alcohol en la cabeza, la euforia de la noche, y la energía desbordante que plasmaba las calles. Una amiga quería un cigarro y yo le sugerí que viera a alguien fumando por ahí, y le pidiera uno. Claro, porque es tan normal pedirle un cigarro a un extraño en la mitad de la calle... es que, en verdad a esas horas, donde todo aquel en la calle sale de algún lugar o discoteca igual que tú, es creo, un poco normal. Al minuto, mi amiga ve a alguien fumando, pero le da cosa ir a pedirle el cigarro, así que voy yo, porque me encanta entablar conversaciones con completos extraños... claro.

Dicho sujeto se encuentra de espaldas, al parecer con un grupo de gente, y lleva una cartera colgando de su hombro. Cuidadosamente le toco el hombro mientras que pregunto: "disculpe, ¿me podría invitar un cigarro?". En ese momento voltea y me encuentro con una... mujer, pero de rasgos un poco masculinos, y que al responder "sí, claro" habla, no solo con un acento ligeramente argentino, sino que con una voz casi tan grave como la de Barry White. Travesti/Transexual, no puedo decir con seguridad qué era, pero segura estoy que no era completamente hombre ni mujer.

Le pregunto por su acento argentino, me explica que acababa de regresar de Argentina, y que se le había pegado un poco del acento, conversación casual, mientras buscaba el cigarro en su cartera. Veo que el grupo de personas con quien estaba se iba en un taxi, le digo que no se preocupe, que si se tiene que ir con ellos, se fuera, el cigarro ya no importaba, pero insistía en buscarlo y aclaró que no se iba con ellos en el taxi. Parece que mis dos interacciones con dicho sujeto le dieron pie a agarrar confianza conmigo, porque en breves segundos me estaba contando la tragedia de su vida: se había agarrado a otro y su esposo lo había visto... por consecuencia su esposo lo había dejado tirado en la calle, sin idea de cómo regresarse. Comenzó a llorar, seguía buscando el cigarro. Yo no entendía muy bien por qué se quejaba de que su esposo lo había dejado tirado ahí, porque después de todo, el travesti/transexual había besado a otra persona.

Insistí de nuevo en que el cigarro ya no importaba, parecía no encontrarlo en su cartera, y además, la conversación ya se ponía un poco densa para lo que yo esperaba fuera conversación casual de cortesía por el cigarro. Pero él/ella insistía, decía que sí tenía un cigarro, y me seguía llorando sus dramas. No me quedó otra que consolarlo/a, ¿qué más podía hacer? Le pregunté si quería a su esposo, porque, después de todo, seguía un poco confundida sobre por qué había besado a otro... Me respondió "¡Sí, lo peor es que sí lo quiero! Y el maldito me ha dejado acá tirada en la calle, y se ha ido". Lo único que se me ocurrió responder fue "No se preocupe, si lo quiere, entonces todo va a salir bien", que, siendo honestos, no siempre es el caso, pero algo de palabras de aliento había que darle a ese pobre individuo, que parecía estar teniendo un pésimo día, y a la vez, haciéndome el favor de regalarme un cigarro.

Finalmente lo encontró. Ahí estaba la cajetilla, enterrada bajo montones de cosas en su cartera. La abrió, y me la extendió para que sacara un cigarro. Lo cogí, lo prendí con la ayuda del cigarro que él/ella tenía ya prendido, le dije una vez más que todo iba a salir bien, pero que me tenía que ir, que mis amigos me estaban esperando, y me fui.

martes, 17 de abril de 2012

La primera lengua, el segundo idioma, y el tercer poema.

Al escribir un tercer poema en castellano, me di cuenta que todo lo que escribo en castellano me sale casi como un reflejo o reacción emocional, sin querer, sin pensar mucho en lo estético o artístico, sino más como un vómito no intencional. Cada vez que escribo una canción, que suele ser en inglés, suelo contar  historias, o por lo menos trato, con cierta chispa de osadía; nunca dejándome expuesta, vulnerable. Y por más que, en parte, no me gusta escribir melodramas sentimentales como letras de canciones, tampoco es que pueda hacerlo de manera voluntaria, especialmente sin caer en los clichés. La única manera que parece funcionarme es cuando escribo en el mismo momento en el que siento, y así, escribo sin realmente pensar. Siempre en castellano.
Considero que me expreso tan bien en castellano como en inglés, tal vez hasta mejor en inglés por momentos, pero aún así, creo que mi uso cotidiano del castellano hace que pueda expresarme en esa primera lengua con más normalidad cuando trata de emociones. Desde luego cada vez que me he sentido mal, y he querido desahogarme con alguien, lo hago hablándoles en castellano. Podría contar en una sola mano las veces que lo he hecho en inglés, y me sobrarían los dedos. Supongo que algo tendrá que ver con todo esto de escribir.
Aprendí el inglés como contando o escribiendo historias, aprendí el castellano viviendo emociones.

Así, sin pretender lo artístico, el tercero:

Después de días,
En duro testarudo que a uno mismo engaña,
Solté, frustrada,
Por causa de, sin nada,
Pequeña gota de llovizna, tras cual
Sueños de tormenta,
Avisa.

jueves, 5 de enero de 2012

¿Miss, qué significa 'dick'?

¿Cómo le respondes a una niña de nueve años qué es 'dick'? (palabra en inglés que significa pene, imbécil, huevón, o la alternativa más sana... Richard) En mi segundo día laboral del año, estaba cuidando a una clase de 26 niños, cuando de repente una niña me pregunta por qué está escrito en una carpeta la palabra 'dick' (le hecho la culpa a los adolescentes hormonales que seguro escribieron la palabra, ya que es el mismo salón en donde muchos van a clases para el colegio). Sin pensar dos segundos, comencé a reírme por la inocencia de su pregunta, claro, no se me cruzó por la mente de que mi risa iba a simplemente incrementar la curiosidad de la pobre niña. Siguió la pregunta, "¿Miss, qué significa 'dick'?". Respondí de la única manera que sabía... "es una palabra mala que no se dice". Error. Siguió preguntando, con más curiosidad aún, pero eventualmente se olvidó y todo estuvo bien por unos minutos.

El punto crítico llegó unos minutos/horas después, en donde la niña que había preguntado que era 'dick' decidió compartir con sus demás amigas su curiosidad, y pronto tenía a un grupo de como 16 niñas preguntándome qué era 'dick', con la amenaza de que si no les decía qué significaba, lo iban a buscar en YouTube o Google... y ya podrán imaginarse qué clase de imágenes y por consecuencia problemas podría traer eso. Así que entré en desesperación. Tenía que hacer que se olviden del tema, o darles una respuesta que satisfaga su curiosidad pero no incite mayores preguntas o problemas. Tema complicado, eh. Claro, en el momento no se me ocurrió lo de Richard, esa hubiera sido respuesta fácil, así que simplemente intenté que olvidaran el tema. Y eventualmente pasó. Lo único malo es que cada cierto tiempo una se acuerda, y pregunta de nuevo, ya les dije que significa idiota, pero parecen no estar completamente satisfechas con la respuesta. Hasta les di la versión de Richard, un día después, al acordarme que también se les decía 'dick', pero nada, siguen mencionando la palabra como si fuera la nueva maravilla del mundo.

Ya me imagino las niñas yendo donde sus mamás o papás diciéndoles, "hoy la miss nos dijo que 'dick' significa idiota". Ya sabré si algún día alguna viene a quejarse... le echaré la culpa a los adolescentes hormonales que garabatean las carpetas. Felizmente no era un pene dibujado, porque también he visto de esos.

martes, 20 de diciembre de 2011

El segundo.

Mil y un sábanas arropan y acomodan,
Protegen las costumbres,
Ocultan en memorias.
Sedas finas blancas, exhiben la presencia,
De unas más gastadas,
Manchadas de experiencia.
Sólido capullo, muralla de persona,
Vulnerable sólo al tiro de un hilo
Que de muy adentro se asoma.

domingo, 11 de diciembre de 2011

La etiqueta social de los muertos.

Hoy comencé a ver 'Six Feet Under' (altamente recomendable, si es que como a mí, te gusta el humor negro), y me puso a pensar en los velorios y funerales, y cuanto me desagradan. No es la idea de la muerte la que me fastidia, creo que con los años eso ya se va tomando como dado, sino toda la 'etiqueta social' detrás. 

Alguien se muere, la familia se entristece, y aún así, son ellos quienes deben de organizar todo un evento para que otras personas, menos afectadas, vengan a pagar sus respetos. El muerto está muerto, el velorio claramente no puede ser disfrutado por él. Los familiares más cercanos están hechos trizas, y francamente, dudo mucho que les importe un carajo lo que la familia extendida (a.k.a. personas que ves cada década o dos y que no fallan en decirte cuanto has cambiado desde la última vez... no shit.) les tenga que decir al respecto. Lo cual me hace pensar que, claramente, el evento tiene que ser diseñado para los "otros", es decir para la familia extendida, los amigos poco cercanos, etc. Aunque estoy segura que tampoco debe ser un evento muy deseable para ellos, entonces ¿cuál es el punto de todo? 

No sólo eso, sino que hay una serie de detalles detrás. Comencemos con el "mi más sentido pésame", frase célebre, recorrida en velorios de tal manera que pierde significado después de la quinta repetición. ¿Se supone que eso tiene que hacer sentir bien a uno? Porque yo no siento que significa algo, y hasta me parece que carece de emoción o sentimiento. Continuando, viene la seriedad absoluta. No hay velorio al que haya ido en el que haya presenciado alguna expresión de felicidad o tristeza. Entiendo que en situaciones como esas hayan pocas razones para estar felices, pero, vamos, un poco de tristeza y de sentimiento humano no estarían mal. Además, estoy segura que habrán muchas ocasiones en las que algo te hará sonreir... ¡Belcebú, qué insolente es aquel! ¡Quién se digna a no respetar con total seriedad a la familia!

Realmente, los velorios son un evento crudo, retraído de cualquier sentimiento humano. Pronto comenzaré a ver invitaciones por Facebook dando fecha y lugar, ojalá que no, porque poner "Not attending" sería ya un poco muy cruel, ¿no?

Yo no quiero tener un velorio. Y tampoco un funeral. A todos los (pocos) lectores que tengo, por favor, recuerden mis palabras cuando digo: Yo quiero que me quemen, metan mis cenizas en un cohete de fuego artificial, y me exploten por el cielo. Nada de trámites.

(Sé que me quejo de varias cosas en mi blog, pero no soy una persona amargada, lo juro.)

sábado, 3 de diciembre de 2011

'La crisis de identidad' - comic de un elefante confundido.

Adaptación de una fotonovela que hice para un trabajo de universidad.
(Hacer click para verlo en tamaño completo).

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Los medios y las emociones.

Estaba leyendo un texto para mi curso de comunicación social, y me hizo pensar en algo que realmente me molesta. El texto básicamente hablaba sobre medios fríos y calientes. Para explicarlo con brevedad, un medio caliente vendría a ser aquel medio que te sobreexpone con estímulos, dejándote atontado y dejándote sin lugar a interpretación propia, o aportes propios. Un medio frío vendría a ser aquel que te da mucho menos información, y consecuentemente da pie a que cada persona trate de 'completarlo', dándole un aporte personal. Sencillamente, una película de acción o comedia vendría a ser más 'caliente' que una película de misterio. No hay mejores o peores, simplemente distintos.

En fin, mencionaron la utilización de medios calientes para impactar al público sobre temas en particular. El ejemplo utilizado fue mostrarle una escena devastadora de un choque a aquellas personas que infringían las leyes de tránsito vehiculares, así intentando... 'traumarlas'.

Lo que me lleva al tema principal. El uso de estos medios 'calientes' para manipular las mentes. Y cuidado, que esto puede ponerse medio polémico. ¿Cuántas veces he visto algún reportaje o anuncio publicitario sobre la pobreza o la falta de comida en algún lugar de África, en donde muestran las imágenes de niños más impactantes posibles? Y aquí muchos siempre se me vienen encima, pero, ¡qué estupidez! Me da nauseas cada vez que pasan uno de esos reportajes o anuncios, y automáticamente más del 50% de la audiencia se pone a meditar sobre el tema, sintiéndose completamente culpables de no hacer algo al respecto. No sólo eso, sino que automáticamente el, posiblemente antes festivo ambiente, se vuelve un cementerio, en donde si alguien cambia de tema a cualquier otra cosa rutinaria, se vuelve un completo desconsiderado sin alma.

Lo más impresionante es como pasa el momento, eventualmente, y nunca nadie hace nada al respecto, ni vuelvo a hablar del tema, hasta que, nuevamente, se presenta una ocasión parecida. Es la manipulación más brutal y cotidiana que he visto. Algo tan fácil de lograr, y aún así la reacción siempre es la misma. Y no es que yo sea una insensible, sino que no me parece la manera de llegar a la gente. Es la manera fácil, es la manera manipuladora, es la manera de jugar con las emociones de uno.

Sucede lo mismo en los anuncios en contra del cigarro, en donde en la misma cajetilla muestran a un viejito prácticamente muerto. Lo que me alegra saber (y yo no soy fumadora, pero defiendo a los que toman la decisión) es que por lo menos los fumadores, no se vuelven un mar de lágrimas y se dejan manipular por aquella imagen, porque según lo que he visto, siguen fumando.

Si quieren transmitir un mensaje, háganlo de una manera creativa, jueguen limpio. No se alimenten de nuestras emociones. Gracias.