Últimamente no se me ocurren cosas de qué escribir, no por que no hayan temas, sino que cuando se presentan, no estoy de humor para escribir, y luego me los olvido. Porque soy volada, distraída, y otros sinónimos parecidos. Y justo por eso presento esta nueva 'serie' de entradas de blog, donde escribiré sobre historias absurdas y cómicas (se requiere de cierta apreciación hacia el humor negro) que me suelen pasar... por ser volada, distraída, o por simplemente ser un gran imán hacia este tipo de situaciones.
---
Mi pasaporte siempre ha permanecido guardado bajo llave. Esa llave siempre la han tenido mis padres. Era sólo natural, que después de regresar de viaje de Los Ángeles, les diera mi pasaporte para que lo guardaran en ese closet. Un par de meses después, en febrero, teníamos un viaje planeado a Máncora, y por razones de trabajo, yo no podía viajar con ellos, sino que debía ir unos días después. Todo estaba en orden, yo iba a viajar con mi DNI por mi cuenta, y de regreso, regresábamos todos juntos. No habían mayores rodeos, dudas, o complicaciones.
El día uno, ellos se fueron, el día cuatro, yo debía de partir. El día dos, en la noche, por primera vez en mi vida, perdí/me robaron la billetera (es necesario aclarar que efectivamente fue una combinación de ambas cosas, ya que dejé mi billetera en un lugar, sin realmente mayor cuidado, pero confiando en que estaba seguro, para que luego ya no estuviera, implicando que también me la robaron). Rebusqué tachos de basura a las 2 de la mañana, bolsa por bolsa, para ver si, en mi status de distraída, había botado mi billetera junto con una bolsa de Wong con comida terminada, pero nada, no encontré nada. Regresé a mi casa bastante frustrada y seguramente oliendo un poco como recogedor de basura, pero sin mayor preocupación, en mi mente volada no había pensad el hecho de que mi DNI estaba en la billetera, y que necesitaba ese documento para viajar dos días después. No fue hasta que alguien más me recalcó esto, que mis pulsaciones comenzaron a incrementar violentamente.
El proceso para sacar un duplicado de DNI demora como una semana, el closet donde siempre se guardaban los pasaportes estaba bajo llave, con la llave muy lejos ya, en Máncora. Indocumentada, sin métodos de solución, me sentí inútil. El siguiente día me puse a hacer todo lo que podía hacer: hacer una denuncia en la comisaría, iniciar el proceso de duplicado de DNI y obtener una copia legalizada por un notario de mi DNI. Mientras tanto sentía que un agujero se iba formando en mi bolsillo porque, estando también sin brevete, tuve que optar por movilizarme en taxis que me cobraban un ojo de la cara (ir en combi no era una opción considerando todos los lugares que tenía que ir en tan poco tiempo). Finalmente, hice mi check-in electrónico por la página web de LAN, y empaqué mi maleta, una suficientemente chica como para que en caso de emergencia sirva como maleta de mano.
El plan era el siguiente: Intentar check-ear mi maleta en el counter de LAN, presentando la copia legalizada de mi DNI, junto con la constancia de denuncia de la comisaría, junto con el ticket que decía que el duplicado de mi DNI estaba siendo procesado, y rogar que se compadezcan de mí. El plan B era botar todos los líquidos de mi maleta, y pasar de frente por aduanas, usando los mismos 'documentos' mencionados anteriormente, y nuevamente rogar que se compadezcan de mí. Además, un día antes, había llamado tanto a LAN como al aeropuerto, preguntando si podían dejarme pasar, y resultaron hacerme un ping-pong, en donde LAN me decía que seguían política del aeropuerto, y el aeropuerto me decía que todo estaba en las manos de la línea aérea, así que asumí que podían ser relativamente flexibles, si es que querían.
El plan inicial falló. El señor del counter no quiso dejarme pasar. Sin pensarlo dos veces, pasé al plan B, le dije adiós a mi shampoo, a mi recondicionador, a otros líquidos 'preciados' más, y emprendí mi rumbo hacia aduanas. "DNI a la mano por favor"... Enseñé la copia legalizada, y después de que el señor lo ojeara dos segundos, me dejó pasar sin mayor escándalo. "Ya está!", pensé. Sí sí. Claro. Ya esta... Lo que ya estaba era que ya estaba en el Gate, lo que ya estaba era que ya estaba lista para que una vez adentro del avión me llamen por el parlantucho ese a decir que salga del avión, y lo que ya estaba era que ya estaba lista para que me boten del avión y me cierren las puertas del Gate mientras decían "Ya nadie puede pasar, usted no tiene DNI, el avión está lleno". El señor del counter me tiró dedo. Nunca me cayeron bien los acusetas.
Con gran desánimo regresé a mi casa (luego de haber tenido que preguntarle a todo el mundo como salir del Gate, porque nadie parecía entender por qué querría salir para la dirección contraria a la usual...)
Lo gracioso de este tema vino después, la punzada de humor negro, que felizmente se dio unas semanas después, cuando ya no me amargaba tanto que me hayan botado del avión. Porque yo no tenía DNI para viajar, y claro, mi pasaporte como siempre debería haber estado en el closet, bajo llave. Debería, debería, debería. Porque yo, debería de haberlo devuelto cuando regresé de viaje de Los Ángeles, debería. Debería, pero no lo hice. Porque el pasaporte había estado todo el tiempo en un estuche encima de mi escritorio. #FAIL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario