jueves, 29 de septiembre de 2011

Érase una... #FAIL: El pequeño error


Siguiendo la desgracia de la matrícula (leer acá), decidí llenar mi tiempo con otras actividades productivas, es así que comencé a asistir en la producción de dos obras del colegio, empecé a ponerme las pilas en cuestión de mi música y empecé a dar clases particulares de lo que sea. Con todo eso, más cosas que ya hacía desde antes (partidos de hockey, ir a mis pocas clases de universidad, entre otras cosas) mis días se vieron llenos de manera brutal.
Pero todo estaba bien, era exactamente lo que quería. Claro, siempre dejando tiempo libre en las noches, ya sea para descansar un rato viendo alguna serie de televisión o para salir... y claro, ocasionalmente para estudiar. De alguna forma había logrado que todos los horarios coincidan de manera precisa, creando un balance perfecto organizacional. Los días de semana utilizando los 'huecos' entre la universidad y mi trabajo en teatro para estudiar o leer, en caso sea necesario, utilizando mis noches para descansar (o en casos extremos, hacer algún trabajo), utilizando mis sábados en la mañana para seguir trabajando en teatro, los domingos dedicados a la música, hockey y la familia, y las noches de fines de semana para salir con amigos/as.

Como decía, el orden perfecto. Todo balanceándose sobre la delgada cuerda de la organización (y la procrastinación). Y hasta ahora, todo funcionó perfectamente bien. Claro que cuando tienes una semana del demonio, en donde no sólo tienes ensayos hasta altas horas de la noche (estando a menos de una semana del estreno), pero tienes dos entregas de trabajos de cursos de la universidad, un examen basado en tres lecturas de 30 páginas cada uno, y una semana para prepararte para una presentación de música en vivo, la espalda y el cuello comienzan a doler de la tensión. Y claro, en todo tu orden, cuando tantas cosas pasan a la vez, tan sólo una pequeña distracción aparentemente insignificante es suficiente para mandarte al desvío.

Porque el martes, cuando finalmente terminé uno de mis trabajos finales, pensé que tenía un poco de descanso, hasta mi siguiente entrega de trabajo y hasta el día de mi examen. Porque los miércoles tengo una mañana relajada, unas horas largas de ensayo, y este miércoles en particular, al llegar a mi casa me la pasé viendo series, pensando, 'hoy descanso por lo menos unas dos horitas, y ya mañana me dedico a leer todo lo que tengo que leer', porque claro, siendo el examen el viernes, y teniendo mucho tiempo libre el jueves, lo sensato sería estudiar el jueves durante todo ese tiempo libre. Y, claro, por eso me quedé el miércoles tocando guitarra hasta las 2 de la mañana, sintiéndome lo suficientemente satisfecha con mi 'recreo'.

Y fue en ese preciso instante, en que me iba a dormir, ya echada en mi cama, esperando que mi cuerpo aproveche las 5 horas de sueño que le estaba dando, que me di cuenta, que me acordé, que en mi horror, me percaté, que el examen que tenía que dar, no lo tenía ese viernes. No, no lo tenía más de 24hrs después. Sino que lo tenía en tan sólo un par de horas, y que en mi gran despiste, me había confundido de hora. Y aquí existe un doble #FAIL, porque no sólo no pude dar el examen que tan meticulosamente había planeado estudiar, sino que el jueves, con todo el tiempo libre que tenía, no pude sino morirme brutalmente del aburrimiento, sin nada que hacer.

1 comentario:

  1. No es que sea mala, pero tus FAILs me dan mucha risa, así que espero que pronto hayan mas posts!
    jaja!

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