martes, 20 de diciembre de 2011

El segundo.

Mil y un sábanas arropan y acomodan,
Protegen las costumbres,
Ocultan en memorias.
Sedas finas blancas, exhiben la presencia,
De unas más gastadas,
Manchadas de experiencia.
Sólido capullo, muralla de persona,
Vulnerable sólo al tiro de un hilo
Que de muy adentro se asoma.

domingo, 11 de diciembre de 2011

La etiqueta social de los muertos.

Hoy comencé a ver 'Six Feet Under' (altamente recomendable, si es que como a mí, te gusta el humor negro), y me puso a pensar en los velorios y funerales, y cuanto me desagradan. No es la idea de la muerte la que me fastidia, creo que con los años eso ya se va tomando como dado, sino toda la 'etiqueta social' detrás. 

Alguien se muere, la familia se entristece, y aún así, son ellos quienes deben de organizar todo un evento para que otras personas, menos afectadas, vengan a pagar sus respetos. El muerto está muerto, el velorio claramente no puede ser disfrutado por él. Los familiares más cercanos están hechos trizas, y francamente, dudo mucho que les importe un carajo lo que la familia extendida (a.k.a. personas que ves cada década o dos y que no fallan en decirte cuanto has cambiado desde la última vez... no shit.) les tenga que decir al respecto. Lo cual me hace pensar que, claramente, el evento tiene que ser diseñado para los "otros", es decir para la familia extendida, los amigos poco cercanos, etc. Aunque estoy segura que tampoco debe ser un evento muy deseable para ellos, entonces ¿cuál es el punto de todo? 

No sólo eso, sino que hay una serie de detalles detrás. Comencemos con el "mi más sentido pésame", frase célebre, recorrida en velorios de tal manera que pierde significado después de la quinta repetición. ¿Se supone que eso tiene que hacer sentir bien a uno? Porque yo no siento que significa algo, y hasta me parece que carece de emoción o sentimiento. Continuando, viene la seriedad absoluta. No hay velorio al que haya ido en el que haya presenciado alguna expresión de felicidad o tristeza. Entiendo que en situaciones como esas hayan pocas razones para estar felices, pero, vamos, un poco de tristeza y de sentimiento humano no estarían mal. Además, estoy segura que habrán muchas ocasiones en las que algo te hará sonreir... ¡Belcebú, qué insolente es aquel! ¡Quién se digna a no respetar con total seriedad a la familia!

Realmente, los velorios son un evento crudo, retraído de cualquier sentimiento humano. Pronto comenzaré a ver invitaciones por Facebook dando fecha y lugar, ojalá que no, porque poner "Not attending" sería ya un poco muy cruel, ¿no?

Yo no quiero tener un velorio. Y tampoco un funeral. A todos los (pocos) lectores que tengo, por favor, recuerden mis palabras cuando digo: Yo quiero que me quemen, metan mis cenizas en un cohete de fuego artificial, y me exploten por el cielo. Nada de trámites.

(Sé que me quejo de varias cosas en mi blog, pero no soy una persona amargada, lo juro.)

sábado, 3 de diciembre de 2011

'La crisis de identidad' - comic de un elefante confundido.

Adaptación de una fotonovela que hice para un trabajo de universidad.
(Hacer click para verlo en tamaño completo).

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Los medios y las emociones.

Estaba leyendo un texto para mi curso de comunicación social, y me hizo pensar en algo que realmente me molesta. El texto básicamente hablaba sobre medios fríos y calientes. Para explicarlo con brevedad, un medio caliente vendría a ser aquel medio que te sobreexpone con estímulos, dejándote atontado y dejándote sin lugar a interpretación propia, o aportes propios. Un medio frío vendría a ser aquel que te da mucho menos información, y consecuentemente da pie a que cada persona trate de 'completarlo', dándole un aporte personal. Sencillamente, una película de acción o comedia vendría a ser más 'caliente' que una película de misterio. No hay mejores o peores, simplemente distintos.

En fin, mencionaron la utilización de medios calientes para impactar al público sobre temas en particular. El ejemplo utilizado fue mostrarle una escena devastadora de un choque a aquellas personas que infringían las leyes de tránsito vehiculares, así intentando... 'traumarlas'.

Lo que me lleva al tema principal. El uso de estos medios 'calientes' para manipular las mentes. Y cuidado, que esto puede ponerse medio polémico. ¿Cuántas veces he visto algún reportaje o anuncio publicitario sobre la pobreza o la falta de comida en algún lugar de África, en donde muestran las imágenes de niños más impactantes posibles? Y aquí muchos siempre se me vienen encima, pero, ¡qué estupidez! Me da nauseas cada vez que pasan uno de esos reportajes o anuncios, y automáticamente más del 50% de la audiencia se pone a meditar sobre el tema, sintiéndose completamente culpables de no hacer algo al respecto. No sólo eso, sino que automáticamente el, posiblemente antes festivo ambiente, se vuelve un cementerio, en donde si alguien cambia de tema a cualquier otra cosa rutinaria, se vuelve un completo desconsiderado sin alma.

Lo más impresionante es como pasa el momento, eventualmente, y nunca nadie hace nada al respecto, ni vuelvo a hablar del tema, hasta que, nuevamente, se presenta una ocasión parecida. Es la manipulación más brutal y cotidiana que he visto. Algo tan fácil de lograr, y aún así la reacción siempre es la misma. Y no es que yo sea una insensible, sino que no me parece la manera de llegar a la gente. Es la manera fácil, es la manera manipuladora, es la manera de jugar con las emociones de uno.

Sucede lo mismo en los anuncios en contra del cigarro, en donde en la misma cajetilla muestran a un viejito prácticamente muerto. Lo que me alegra saber (y yo no soy fumadora, pero defiendo a los que toman la decisión) es que por lo menos los fumadores, no se vuelven un mar de lágrimas y se dejan manipular por aquella imagen, porque según lo que he visto, siguen fumando.

Si quieren transmitir un mensaje, háganlo de una manera creativa, jueguen limpio. No se alimenten de nuestras emociones. Gracias.

Teorías de después de las 2 a.m. : ¿Falta de compromiso o falta de agrado?

Desde hace tiempo que quiero escribir algo sobre esto, ¿qué mejor momento que cuando tienes mil otras cosas que hacer?

Siempre me he auto-etiquetado como una persona con serios problemas de compromiso y no me refiero tan sólo en cuestión de relaciones amorosas. Varios ejemplos (y perdón si algunos se sienten aludidos, aunque lo dudo): Una semana y media en una relación, me sentí atrapada en un lugar donde no debería estar bajo ninguna circunstancia, terminé con el asunto. Dos semanas en un grupo de música con ideales serios, comenzaron los planes a largo plazo, salí corriendo despavorida. Entrenamientos intensivos para ir al panamericano de Hockey, se dio que por fechas ya no podía ir, nunca estuve tan feliz de tener una excusa para romper con mi compromiso. No vayamos tan lejos... pedirme confirmar algún plan de fin de semana y que el plan dependa de mí, me pone en una de las situaciones más incómodas de mi persona.

Simplemente soy una de esas personas que si no siente la libertad de escoger quién ser, dónde estar, con quién estar y qué hacer, en el preciso instante, se frustra. Todo esto, por la sensación de que tal vez algo mejor por hacer se presente, y mis manos y pies ya estén atados a algún otro compromiso. Aún así me pase meses de meses, deseando tener algo casi inalcanzable, el instante en que lo obtengo y se vuelve real, mi actitud cambia.

Sin embargo, después de años de pensar que en serio tenía cierto problema, me di cuenta que llevo en mi vida varios compromisos de los cuales nunca me he quejado. Comencemos por mi afición al teatro. Soy capaz de invertir horas, con un horario fluctuante, en donde nunca sé hasta donde podré 'perderme' de otros eventos, en ayudar a realizar ciertos montajes de teatro. Doy mi palabra de que estaré las horas necesarias, pase lo que pase. Un compromiso casi diría ciego. Algo parecido pasa cuando estoy en algún proceso musical propio, o cuando sé que tengo partidos de Hockey, o cuando trabajo en el verano mientras que mis amigos están seguramente divirtiéndose haciendo otras cosas por ahí.

Lo cual me lleva a pensar... ¿es lo que se llama falta de compromiso, simplemente una falta de agrado? ¿Podría ser, acaso, dejar de lado algo, romper compromisos, escaparte de algunos futuros, una manera en que uno separa lo que realmente le gusta de lo que, tal vez, no le agrade tanto?


Es cierto, prefiero no comprometerme en nada. No estoy segura si lo que me ofrecen me va a gustar. Puedo tantear la situación a ver si tal vez me jala un poco, pero no daré ni medio pelo por ello. Pero si algo me llega a engatusar, tengan por dado que lo cogeré por las bolas y mi compromiso será pleno.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Fenómeno Estudios Generales Letras.

Así se resume mi vida. Alterno entre el ciclo vicioso y su desviación (este post mismo siendo una clara manifestación de la 'desviación'). Estoy segura que aplica a muchos.
(Hacer click para verlo en tamaño completo).
Co-autora de procrastinación creativa: Thalía Dancuart Coehlo

domingo, 9 de octubre de 2011

El primero.

Yo no escribo poemas. Por lo menos nunca me había nacido escribir uno, al menos que fuese para una canción, y mucho menos en castellano. Así que consideren esto una anomalía, y júzguenlo como tal.

Toma sólo un descanso
De la tormenta, que cuando en ella,
Cansancio de interminable carrera.
Toma sólo una pausa,
Un detenido momento, que nos libera,
O nos expone a tanto cruel pensamiento.
Toma sólo un instante
Para dar cuenta de cuánto y cómo
Todo dio vueltas sin saber en qué tiempo.
Toma sólo un minuto,
Y me pongo a pensar, en extrañar,
Algo que ya no siento.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Érase una... #FAIL: El pequeño error


Siguiendo la desgracia de la matrícula (leer acá), decidí llenar mi tiempo con otras actividades productivas, es así que comencé a asistir en la producción de dos obras del colegio, empecé a ponerme las pilas en cuestión de mi música y empecé a dar clases particulares de lo que sea. Con todo eso, más cosas que ya hacía desde antes (partidos de hockey, ir a mis pocas clases de universidad, entre otras cosas) mis días se vieron llenos de manera brutal.
Pero todo estaba bien, era exactamente lo que quería. Claro, siempre dejando tiempo libre en las noches, ya sea para descansar un rato viendo alguna serie de televisión o para salir... y claro, ocasionalmente para estudiar. De alguna forma había logrado que todos los horarios coincidan de manera precisa, creando un balance perfecto organizacional. Los días de semana utilizando los 'huecos' entre la universidad y mi trabajo en teatro para estudiar o leer, en caso sea necesario, utilizando mis noches para descansar (o en casos extremos, hacer algún trabajo), utilizando mis sábados en la mañana para seguir trabajando en teatro, los domingos dedicados a la música, hockey y la familia, y las noches de fines de semana para salir con amigos/as.

Como decía, el orden perfecto. Todo balanceándose sobre la delgada cuerda de la organización (y la procrastinación). Y hasta ahora, todo funcionó perfectamente bien. Claro que cuando tienes una semana del demonio, en donde no sólo tienes ensayos hasta altas horas de la noche (estando a menos de una semana del estreno), pero tienes dos entregas de trabajos de cursos de la universidad, un examen basado en tres lecturas de 30 páginas cada uno, y una semana para prepararte para una presentación de música en vivo, la espalda y el cuello comienzan a doler de la tensión. Y claro, en todo tu orden, cuando tantas cosas pasan a la vez, tan sólo una pequeña distracción aparentemente insignificante es suficiente para mandarte al desvío.

Porque el martes, cuando finalmente terminé uno de mis trabajos finales, pensé que tenía un poco de descanso, hasta mi siguiente entrega de trabajo y hasta el día de mi examen. Porque los miércoles tengo una mañana relajada, unas horas largas de ensayo, y este miércoles en particular, al llegar a mi casa me la pasé viendo series, pensando, 'hoy descanso por lo menos unas dos horitas, y ya mañana me dedico a leer todo lo que tengo que leer', porque claro, siendo el examen el viernes, y teniendo mucho tiempo libre el jueves, lo sensato sería estudiar el jueves durante todo ese tiempo libre. Y, claro, por eso me quedé el miércoles tocando guitarra hasta las 2 de la mañana, sintiéndome lo suficientemente satisfecha con mi 'recreo'.

Y fue en ese preciso instante, en que me iba a dormir, ya echada en mi cama, esperando que mi cuerpo aproveche las 5 horas de sueño que le estaba dando, que me di cuenta, que me acordé, que en mi horror, me percaté, que el examen que tenía que dar, no lo tenía ese viernes. No, no lo tenía más de 24hrs después. Sino que lo tenía en tan sólo un par de horas, y que en mi gran despiste, me había confundido de hora. Y aquí existe un doble #FAIL, porque no sólo no pude dar el examen que tan meticulosamente había planeado estudiar, sino que el jueves, con todo el tiempo libre que tenía, no pude sino morirme brutalmente del aburrimiento, sin nada que hacer.

jueves, 11 de agosto de 2011

Érase una... #FAIL: Yo vs. La Matrícula.

A fines del 2009 terminé el colegio, y a mediados de agosto del año siguiente me iba a 'los united' a estudiar. Nueve meses sin nada que hacer. Indudablemente el tiempo más largo posible sin estudiar desde que era lo suficientemente 'bebé' como para seguir haciéndome la pila en la cama. El problema es que yo toda mi vida he tenido cosas que hacer, y no fue hasta ese momento, que me di cuenta que para mí, estar sin qué hacer, especialmente por tanto tiempo, era algo inaguantable. Así, en mi momento de desesperación, decidí meterme a un par de cursos en la PUCP, además, algo aprendería, ¿no? Cabe recalcar que, a mí me gusta siempre hacer cosas, entre esas cosas, me gusta aprender, pero eso es muy diferente a que me guste estudiar, así que para el final del ciclo no había dado ni un sólo examen (o talvez uno) y tenía un promedio ridículamente bajo, que no es ni digno de ser mencionado. Pero eso no importaba, yo me iba a estudiar a otra parte, y mi promedio era una nota numérica sin ningún valor de peso detrás... o eso creía. Gran error. No fue hasta fines del 2010, cuando decidí regresar de Los Ángeles para estudiar en Lima, que las consecuencias comenzaron a retumbar.

Así, con mi retorno a Lima, comencé mi primer ciclo con un promedio de menos de 5 (sí, sobre 20), con un turno de matrícula de aproximadamente 3400/3500 (pero, mira, habían 100 personas peor que yo, y sigo sin entender cómo), y además con una ridícula frescura (por no decir otra palabra) de querer terminar clases antes de las 2pm en ciertos días, para poder trabajar en una producción de teatro. Ya andaba un año retrasada, y sin alguna sensación de preocupación real por recuperar todo el tiempo 'perdido'. Además, el tiempo es subjetivo, ¿no?... o por lo menos eso es lo que me gusta pensar.

Sorprendentemente, logré armar un horario bastante decente, y cumpliendo todas mis 'frescuras'. El único inconveniente fue que sólo llevaba cuatro cursos, pero, me decía a mí misma que no importaba, que iba a mejorar mi promedio y que el siguiente ciclo iba a ser mejor. Claro, todo tenía sentido. Efectivamente, mi promedio mejoró radicalmente, aunque todavía siendo bajado por el peso del 'ciclo desgracia', y mi turno de matrícula subió por varios cientos. Si no era suficiente como para darme el lujo de escoger los mejores profesores, era suficiente como para armar un horario decente con un número considerablemente 'normal' de créditos. Así, hace poco, hice mi nuevo horario, nuevamente con mis requisitos 'frescos' de terminar clases máximo a las 2pm, y después de invertir horas de horas (sin exagerar) haciendo mil tablas en Excel (exagerando), donde probé todo tipo de combinación de cursos para que algo encaje, todo llegó a funcionar perfectamente bien. Tenía 20 créditos, un número digno de un estudiante común y corriente, clases bastante interesantes, y tan sólo sacrificaba dos días, en los que tenía clases a las 7am (que en el frío de invierno, encima si vives encima de un cerro, es algo que pensar bastante). No podía estar más feliz con mi horario, y me felicitaba por mi capacidad de armar horarios a pesar de todos mis impedimentos.

Otra vez me iba a Máncora (esta vez sí me embarqué, con documentos completos a la mano, pero escuché como una aeromoza mencionaba como un pasajero no podía viajar porque no tenía DNI, y sentí una brutal simpatía hacia el sujeto desconocido), y entre preparativos de viaje y otros eventos de la vida, no había revisado el intranet de la universidad. Además, ¿qué tanto podía pasar? Ya me había asegurado de que no me hayan 'botado' de ningún curso, y todo debería estar perfectamente bien.

Nuevamente... Gran error. Porque claro, yo soy distraída, volada y a mí se me pasan las cosas por delante como si nada. ¿Fechas? No sé ni qué día estamos. Podrían estar denunciándome, diciéndome que tengo 72 horas para responder alguna carta, y yo me podría olvidar de llamar y contactar a quien sea que me esté denunciando (esta historia será contada en otro momento, porque, sí... pasó). El punto es que, cuando me matriculé en los cursos, y vi escrito en rojo algo como: "Usted no ha pagado la boleta 2011-2", no le presté mayor atención, y menos pensé que significaría que luego, al fijarme en el estatus de mis cursos matriculados, hubiese un texto al lado diciendo "Preinscripción anulada", ni que eso significaría que todas las horas invertidas en hacer un gran horario, o todo esfuerzo invertido en mejorar mi turno de matrícula se iría por el caño, o que tendría que hacer una 'matrícula presencial' con los cursos en donde habían sobrado espacios (cuando ni si quiera estaba en Lima para estar... presente), o que todo esto iba a poder averiguarlo recién el siguiente día, porque claro, era domingo y no podía llamar. Ni que iba a terminar llevando aún menos cursos de los que llevé el ciclo anterior. Porque claro, soy volada. Y fui lo suficientemente descuidada como para dejar que se pase la fecha de pago de la matrícula por tan sólo un día. Porque las letras en rojo no fueron suficiente. Pero, ya se arreglará todo el próximo ciclo, ¿no? A la tercera la vencida... #FAIL.

lunes, 8 de agosto de 2011

Érase una... #FAIL: El DNI Perdido.

Últimamente no se me ocurren cosas de qué escribir, no por que no hayan temas, sino que cuando se presentan, no estoy de humor para escribir, y luego me los olvido. Porque soy volada, distraída, y otros sinónimos parecidos. Y justo por eso presento esta nueva 'serie' de entradas de blog, donde escribiré sobre historias absurdas y cómicas (se requiere de cierta apreciación hacia el humor negro) que me suelen pasar... por ser volada, distraída, o por simplemente ser un gran imán hacia este tipo de situaciones.

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Mi pasaporte siempre ha permanecido guardado bajo llave. Esa llave siempre la han tenido mis padres. Era sólo natural, que después de regresar de viaje de Los Ángeles, les diera mi pasaporte para que lo guardaran en ese closet. Un par de meses después, en febrero, teníamos un viaje planeado a Máncora, y por razones de trabajo, yo no podía viajar con ellos, sino que debía ir unos días después. Todo estaba en orden, yo iba a viajar con mi DNI por mi cuenta, y de regreso, regresábamos todos juntos. No habían mayores rodeos, dudas, o complicaciones.

El día uno, ellos se fueron, el día cuatro, yo debía de partir. El día dos, en la noche, por primera vez en mi vida, perdí/me robaron la billetera (es necesario aclarar que efectivamente fue una combinación de ambas cosas, ya que dejé mi billetera en un lugar, sin realmente mayor cuidado, pero confiando en que estaba seguro, para que luego ya no estuviera, implicando que también me la robaron). Rebusqué tachos de basura a las 2 de la mañana, bolsa por bolsa, para ver si, en mi status de distraída, había botado mi billetera junto con una bolsa de Wong con comida terminada, pero nada, no encontré nada. Regresé a mi casa bastante frustrada y seguramente oliendo un poco como recogedor de basura, pero sin mayor preocupación, en mi mente volada no había pensad el hecho de que mi DNI estaba en la billetera, y que necesitaba ese documento para viajar dos días después. No fue hasta que alguien más me recalcó esto, que mis pulsaciones comenzaron a incrementar violentamente.

El proceso para sacar un duplicado de DNI demora como una semana, el closet donde siempre se guardaban los pasaportes estaba bajo llave, con la llave muy lejos ya, en Máncora. Indocumentada, sin métodos de solución, me sentí inútil. El siguiente día me puse a hacer todo lo que podía hacer: hacer una denuncia en la comisaría, iniciar el proceso de duplicado de DNI y obtener una copia legalizada por un notario de mi DNI. Mientras tanto sentía que un agujero se iba formando en mi bolsillo porque, estando también sin brevete, tuve que optar por movilizarme en taxis que me cobraban un ojo de la cara (ir en combi no era una opción considerando todos los lugares que tenía que ir en tan poco tiempo). Finalmente, hice mi check-in electrónico por la página web de LAN, y empaqué mi maleta, una suficientemente chica como para que en caso de emergencia sirva como maleta de mano.

El plan era el siguiente: Intentar check-ear mi maleta en el counter de LAN, presentando la copia legalizada de mi DNI, junto con la constancia de denuncia de la comisaría, junto con el ticket que decía que el duplicado de mi DNI estaba siendo procesado, y rogar que se compadezcan de mí. El plan B era botar todos los líquidos de mi maleta, y pasar de frente por aduanas, usando los mismos 'documentos' mencionados anteriormente, y nuevamente rogar que se compadezcan de mí. Además, un día antes, había llamado tanto a LAN como al aeropuerto, preguntando si podían dejarme pasar, y resultaron hacerme un ping-pong, en donde LAN me decía que seguían política del aeropuerto, y el aeropuerto me decía que todo estaba en las manos de la línea aérea, así que asumí que podían ser relativamente flexibles, si es que querían.

El plan inicial falló. El señor del counter no quiso dejarme pasar. Sin pensarlo dos veces, pasé al plan B, le dije adiós a mi shampoo, a mi recondicionador, a otros líquidos 'preciados' más, y emprendí mi rumbo hacia aduanas. "DNI a la mano por favor"... Enseñé la copia legalizada, y después de que el señor lo ojeara dos segundos, me dejó pasar sin mayor escándalo. "Ya está!", pensé. Sí sí. Claro. Ya esta... Lo que ya estaba era que ya estaba en el Gate, lo que ya estaba era que ya estaba lista para que una vez adentro del avión me llamen por el parlantucho ese a decir que salga del avión, y lo que ya estaba era que ya estaba lista para que me boten del avión y me cierren las puertas del Gate mientras decían "Ya nadie puede pasar, usted no tiene DNI, el avión está lleno". El señor del counter me tiró dedo. Nunca me cayeron bien los acusetas.

Con gran desánimo regresé a mi casa (luego de haber tenido que preguntarle a todo el mundo como salir del Gate, porque nadie parecía entender por qué querría salir para la dirección contraria a la usual...)

Lo gracioso de este tema vino después, la punzada de humor negro, que felizmente se dio unas semanas después, cuando ya no me amargaba tanto que me hayan botado del avión. Porque yo no tenía DNI para viajar, y claro, mi pasaporte como siempre debería haber estado en el closet, bajo llave. Debería, debería, debería. Porque yo, debería de haberlo devuelto cuando regresé de viaje de Los Ángeles, debería. Debería, pero no lo hice. Porque el pasaporte había estado todo el tiempo en un estuche encima de mi escritorio. #FAIL.

martes, 24 de mayo de 2011

Teorías de después de las 2 a.m. : El Sentimiento Corrosivo

El amor es corrosivo. Te corroe, se alimenta de ti, y eventualmente te deja con un hueco, un vacío. Un vacío que sólo puede ser llenado por un amor aún más grande, más corrosivo y más peligroso.

Digamos, hipotéticamente, que el amor puede ser dividido en niveles, del 1 al 20, y que mientras más grande el número, más fuerte y corrosivo es el amor. Entonces, digamos que Persona#1 nunca se ha enamorado de nadie, y por lo tanto no conoce o tiene alguna idea de qué es lo que debe de esperar cuando el momento llegue. Luego, digamos que Persona#2 ha experimentado la sensación de estar enamorado y amar a alguien más de una vez, y que con cada nuevo 'amor', este sentimiento ha ido creciendo, superando al anterior, llegando al punto en que el 'amor' distante, inicial, con el que por primera vez pensó experimentar esa sensación, lo ve como una experiencia que nunca en realidad pudo llamarse amor.

Lo que Persona#2 sintió en su primer enamoramiento, un sentimiento de amor, digamos 3, por así decirlo, fue suficiente para hacer que diga "esto es amor", sin embargo, después de más experiencias, este nivel 3 es casi obsoleto para esa misma persona, y puede que ahora requiera de un nivel, digamos, 17, para poder afirmar exactamente lo mismo ("esto es amor") que anteriormente hubiera afirmado bajo otras condiciones. Sin embargo, esto no significa que el amor de Persona#2 sea mejor o más verdadero que el de Persona#1, porque no cabe duda en que ambos están amando en la máxima capacidad de lo que conocen como amor.

Una vez leí, no recuerdo dónde, que el amor de niños/adolescentes no es un amor menor al amor de adultos, y que no debería ser considerado como falso. Es bastante fácil que una persona adulta, quien ha experimentado diferentes 'niveles' de amor a través de su vida, caiga en el error de llamar a los amores de temprana edad como ilusiones y juegos, sin embargo esa es una afirmación completamente condescendiente que olvida que por más joven que sea ese amor, es uno que expresa todo lo que uno sabe que puede sentir en ese momento. Si le estás entregando a una persona todo lo que sabes que puedes sentir en ese momento, no importa que tan poco o mucho sea, al ser todo de lo que eres capaz, igual debería ser respetado como un acto de amor.

Dejando eso de lado y regresando al tema de como el amor es corrosivo, es justo esta cualidad de corrosión la que nos lanza a conocer un amor más grande la siguiente vez. Si en una relación, llegaste a conocer, por ejemplo, el "nivel 5" de 'amor', entonces la siguiente vez, cualquier nivel menor no bastará para hacerte sentir ese 'amor' otra vez, y así podría ocurrir una y otra vez, haciendo que tus expectativas sobre lo que uno debe de esperar del 'amor' vayan escalando sin nunca mirar atrás.

Por eso es corrosivo, un amor pasado deja su huella en forma de hueco, su tamaño dependiendo de la intensidad que vivió. No importa si logras olvidarte de la persona pasada, el hueco igual permanece, y sólo un amor aún más intenso podrá llenarlo. En ese sentido vendría a también ser como la dependencia de alguna droga, donde el cuerpo va exigiendo más, y cada vez en dosis más intensas.

domingo, 16 de enero de 2011

Teorías de después de las 2 a.m. : La Relación de Edades Ideal

Una vez me dijeron que si tomas la edad de un hombre, la divides entre dos, y luego le agregas siete, obtienes la edad ideal de una respectiva mujer. Mucho tiempo después, comentándolo, me di cuenta que la distancia de edades entre mujer y hombre va incrementando con la edad de ambos, haciendo que en un punto la diferencia sea excesiva. Además, me di cuenta que en una edad muy temprana, el resultado de esta 'ecuación' era al revez, es decir, resultaba en el hombre siendo menor que la mujer. Y, finalmente, que a la edad de los 14 años, existe la intersección. Todos estos errores a la teoría, y la teoría en sí, me parecieron bien interesantes, así que decidí hacer un gráfico. (Hacer click para verlo en tamaño completo).


Basicamente, según esa teoría, pasan dos cosas. Primero, si estás con alguien, eventualmente pasará el tiempo y tu relación de edades ya no será ideal. Y segundo, sólo tienes como 20-35 años (varía si eres hombre o mujer) para encontrar a alguien.

domingo, 2 de enero de 2011

Made in Perú.

El Perú es un país genial con un autoestima hasta el piso. No sólo eso, sino que también, como el típico estereotipo de algún adolescente, se deja abrumar por la popularidad de los que aparentan ser mejor, idolatrándolos y tratando de imitarlos de manera religiosa. El Perú y su obsesión (dizque admiración) por lo extranjero, en especial por los Estados Unidos, casi llega a ser parte de su idiosincrasia.

Me parece que gran parte de la culpa la tienen las películas y las series de televisión. Uno las ve, muchas veces ríe, muchas veces ve pasar cosas alucinantes, y muchas veces concluye con un: 'pucha, que excelente que es la vida ahí'. Y ahí está uno de los más grandes errores, el error de olvidarse que es una película y que no significa que lo que pasa ahí es lo que pasa en la vida cotidiana de las demás personas. "El sueño americano" y la "tierra de oportunidades".

Es así que demasiados peruanos aspiran o deciden migrar hacia el extranjero en busca de algo mejor, y no tengo nada en contra de eso, pero hay casos en donde las personas están simplemente viviendo un engaño, y eso no es justo para ellos. La vida no es más fácil porque decides irte a otro país. Pueden ocurrir muchas cosas, puedes quedar desempleado en un mundo dónde todo es ridículamente más caro, puedes conseguir un trabajo estable que paga lo suficiente para mantenerte, o puedes conseguir un trabajo bastante bueno que pague bien como para gastos extras. Lo más probable es que si estás escapando de tu vida, es porque eres miserable y no tienes un buen trabajo, o tampoco tienes buenas acreditaciones para conseguir un buen trabajo, lo cual significa que probablemente sólo logres conseguir las dos primeras opciones de vida en el extranjero, el desempleo o el trabajo que paga con la justas. En ninguno de los dos casos, vas a estar viviendo una mejor calidad de vida que la que ya vivías antes. Hay excepciones, sí, pero todos los casos que yo he presenciado se han desarrollado de esa manera.

Repentinamente mucha gente va terminando como Boby López.

Otra de las típicas maneras de pensar en cuestión a este tema, es cómo los peruanos piensan poco de todo lo que viene del Perú. Apenas algo dice 'Importado', es como si el valor del objeto automáticamente incrementara. No saben cuantas veces me han tratado de vender algo diciendo "es hecho en Estado Unidos señorita", hasta si se está refiriendo a unos aretes de fantasía recontra bambas ¡A mi que me importa si está hecho en Estados Unidos, en Alemania o en Malasia!

Por lo único que nos enorgullecemos es por nuestra comida, y ni si quiera ahí jalamos para tanto. Si no fuera porque los chilenos nos quieren robar el pisco, no le daríamos interés alguno. Creo que algo parecido pasó con la papa, pero no estoy segura. En general, con toda la comida, si no fuera por el éxito de ciertos cocineros peruanos en el extranjero, si no fuese por ese reconocimiento extranjero, la aprobación de lo de afuera, si no fuese por eso, tampoco le daríamos mucha bola.

¿Se han dado cuenta que a veces confían intelectualmente más en gente del extranjero? "Es un doctor gringo, él debe de saber" No entiendo por qué tenemos el autoestima tan en el piso. Esto sí ya es medio sesgado, pero, si supieran que el sistema educativo en Estados Unidos es tan malo, sabrían que la persona promedio no es muy inteligente. Es un hecho que tenemos mejores doctores, mejor comida, miles de recursos primarios, telas, metales, minerales, que sé yo, y miles de otras cosas, entonces, ¿por qué ponemos a todos los demás en un pedestal y nos auto-hundimos tanto bajo tierra?

Es algo que en verdad no entiendo, y no lo critico despreciando a los que piensan así, porque por muchos años de mi vida yo también ponía a casi todos los demás países en un altar el cual alababa. Me tomó tiempo darme cuenta que no tenía por qué, pero sigo sin entender cómo es que inicialmente tenía esta manera de pensar. Ahora, sí sé que el Perú no es perfecto, y que tiene más de mil cosas por pulir, pero en vez de dedicarse a buscar maneras de escapar o nombrar todo lo malo que hay, deberían preocuparse en pulir esas imperfecciones. Es bien fácil mirar lo positivo de otro lugar y decir, mejor me voy para allá, ciegamente ignorando las cosas negativas, es la solución egoísta. Mejor sería darse cuenta de todo el potencial en bruto que existe acá y hacer algo de ello.